Momentos urbanos suizos
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Este mirador tobogán es para adultos que siguen sintiéndose niños o niños que no quieren dejar de serlo.
Desde arriba se ve todo el ‘skyline’ de Basilea en el horizonte y directamente debajo, la piezas arquitectĂłnicas que forman el Vitra Campus.
La cima se alcanza a pie. La vuelta a tierra se realiza deslizándote rápidamente por el interior de un tobogán. Su creador, Carsten Höller, es un artista alemán con una especial predilección por este medio de transporte, que ha instalado en varios museos del mundo.
«Un tobogán es un trabajo escultural con un elemento pragmático, una escultura que te permite viajar por su interior. (…) Es un elemento singular para experimentar un estado emocional Ăşnico entre el deleite y la locura».


Nuestro viaje al interior del Rolex Learning Center fue un recorrido con un final incierto.
Cuando pensamos que habĂamos llegado a conocer todos los rincones de este edificio, de pronto se abrĂa un nuevo espacio que no habĂamos visto antes.
No habĂa ni una sola lĂnea recta, ni muros separadores ni escaleras. «Los humanos no nos movemos en lĂneas rectas, nos movemos en lĂneas curvas», dice Ryue Nishzawa, del estudio de arquitectura SANAA, quien diseñó el espacio.
Cada sala estaba interconectada por caminos que subĂan y bajaban de forma sinuosa. En cada zona habĂa patios interiores que dejaban entrar la luz, accesibles desde dentro y desde fuera del edificio. Esta porosidad hizo que nunca tuviĂ©semos la sensaciĂłn de estar en un inmueble de grandes dimensiones pese a que abarca más de 20.000 metros cuadrados.
El proyecto naciĂł a partir del deseo de la universidad politĂ©cnica de Lausana (EPFL), una de las más prestigiosas de Europa en ciencia y tecnologĂa, de dar un vuelco a su imagen.
Inaugurado en 2010, hoy es el buque insignia de la instituciĂłn. Un lugar en el centro del campus para ser habitado, con una biblioteca, cantina, zonas de trabajo y abierta al pĂşblico. Un sitio en el que hay libertad para que las ideas fluyan en perfecta comuniĂłn entre el interior y el exterior.
«Los cientĂficos y los artistas tienen mucho en comĂşn. Tienes que ser creativo para ser un buen cientĂfico. La arquitectura es una disciplina que une las dos cosas», decĂa Patrick Aebischer, presidente emĂ©rito de EPFL. «Y eso es lo que queremos transmitir a nuestros alumnos».


Para mĂ, la parte más placentera de viajar no es ver monumentos, sino mimetizarme con los locales.
Es aprender cĂłmo vive la gente en lugares ajenos al mĂo. Y uno de los mejores sitios para hacerlo en Lucerna es Seebad Luzern. Esta estructura de madera flotante es una de las más concurridas en verano por los locales para darse un chapuzĂłn en el lago.
Esta ingeniosa construcciĂłn tiene todo lo necesario para disfrutar del agua. Casetas para cambiarse, un bar y un restaurante para picar algo, una zona al descubierto para tomar el sol y una serie de escaleras de madera que conducen directamente al lago. ÂżEl coste? Seis francos, sin lĂmite de tiempo.
Durante los tres dĂas que estuvimos en Lucerna siempre acabamos el dĂa aquĂ y siempre fue difĂcil irse. Cuando baja el sol la gente se quita el bañador y Seebad Luzern se convierte en un bar. Un buen lugar para quitarse el uniforme de turista.


Las terrazas de Morcote te recuerdan constantemente la presencia del lago.
Y por lo que parece, las personas que decidieron ser enterradas aquĂ tampoco querĂan olvidarse de Ă©l.
El cementerio monumental de Morcote muestra el talento de sus habitantes a lo largo de los siglos para generar espacios sublimes con su ingenio y destreza. AquĂ la muerte no es sombrĂa ni triste. Es una celebraciĂłn de la belleza de la vida.


Hay rincones de Ginebra que no han cambiado nada en los Ăşltimos siglos.
Si obviamos la luz elĂ©ctrica y algĂşn elemento más, esta foto se podrĂa haber tomado en el siglo XIX.
ÂżQuiĂ©n viviĂł aquĂ hace dos siglos? ÂżCĂłmo se llamaba y quĂ© ropa vestĂa?
La imaginación es un elemento imprescindible para hacer más inmersivos nuestros viajes. No olvidemos utilizarla de vez en cuando.



PodrĂa haber estado allĂ todo el dĂa.
Sentado en el puerto de Ouchy vi entrar y salir media docena de barcos en el espacio de una hora. Pero no eran barcos cualesquiera. Todos funcionaban con vapor, y tenĂan más de un siglo de vida. La posiciĂłn de Lausana, situada en el centro del lago Leman, la convierte en un lugar de mucho trasiego para estas embarcaciones.
Que estos barcos monumentales sigan siendo los reyes del lago tiene mucho que ver con el compromiso de CGN, un consorcio público privado que lleva desde el siglo XIX transportando pasajeros por el lago de Lemán.
Lo conseguido por la región es único en el mundo: mantener vivos y en perfectas condiciones barcos de vapor centenarios. Un regalo para quienes tenemos la buena fortuna de subirnos a ellos (todos los trayectos están incluidos en el precio del Swiss Travel Pass).
Los trayectos a bordo de estas joyas son principalmente viajes de placer. No se busca atajar ni ganar tiempo. Lo importante es el recorrido.