Momentos urbanos suizos
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No vale con tener un espacio público espectacular.
Hay que habitarlo. Hay que usarlo, cuidarlo y vivirlo. Y en eso los ciudadanos de Zúrich son verdaderos expertos.
En verano, el verde se funde con el azul del lago. La hora de la comida se convierte en una oportunidad para tirarse al agua. Cuando llega el fin de semana, la interacción con el lago se vuelve más intensa todavía.
Habita Zúrich como otro ciudadano más. Aprovecha las ventajas de ser un outsider. Convierte lo ajeno en propio. Consigue una entrada al teatrillo de la ciudad. ¡Es gratis!


Lo más fácil hubiese sido borrar el pasado.
Lo sencillo hubiese sido construir algo nuevo y más práctico. Pero, por suerte, esto no ocurrió.
Hablamos de Lokremise, un edificio industrial que desde 2010 une teatro, danza, cine, arte y un restaurante bajo el mismo techo. Lo hace en un lugar que durante 80 años sirvió como centro de mantenimiento para locomotoras de vapor. Un espacio singular, diseñado en semicírculo, con una entrada decorada con motivos modernistas.
Los ferrocarriles eléctricos poco a poco hicieron obsoletas sus instalaciones y corrió el peligro de acabar bajo la piqueta en los años 80.
Después de unos años de abandono, el Ayuntamiento puso en marcha su maquinaria para convencer a SBB (la Renfe Suiza), los dueños del terreno, de convertirlo en un centro cultural.
Se presupuestaron 22 millones de francos para el proyecto, y en 2008 se organizó un referéndum para refrendar la decisión. La mayoría votó sí.
El edificio está lleno de huellas que homenajean su historia. Un pasado tratado con respeto para poder divulgar la cultura del futuro.



175 kilómetros de carriles bici convierten a Winterthur en la mejor ciudad de Suiza para ir en bici.
Casi todo lo importante se puede alcanzar a pie, pero si tienes poco tiempo, ¡alquilate una!


Siempre me ha gustado visitar iglesias cuando están vacías.
Sé que el fin último de un lugar así es que esté lleno de vida, pero prefiero recorrerlos por la mañana, en un día de diario, sin gente.
Uno de los elementos en los que siempre me fijo es el órgano. «El instrumento que ha utilizado el ser humano para intentar recrear lo místico y metafísico más allá del día a día», en palabras de Christopher Nolan.
Junto con el compositor Hans Zimmer, el director de cine británico convirtió este instrumento milenario en el protagonista de su película de ciencia ficción futurista Interstellar. «Es muy humano. Necesita aire para sonar y para ello necesita respirar. En cada nota escuchas la respiración y la exhalación», dice Zimmer. «Es una tecnología que se inventó para servir a la música. Ciencia utilizada para servir al arte».
Nolan nos demuestra que el pasado está lleno de ideas para ser redescubiertas.


Robert Cappa decía que «si una foto no es suficientemente buena es porque no estabas suficientemente cerca».
Decidimos aplicarnos el cuento. Desde la calle no alcanzamos a captar el poderío de esta fachada, así que decidimos acercarnos un poco más. El edificio de enfrente estaba abierto. Subimos las escaleras de emergencia hasta llegar al cuarto piso, abrimos la ventana y ¡zas! ¡Lo teníamos!


Frau Gerolds Garten es un capítulo más en la historia de transformación del barrio de Zúrich West.
Un jardín urbano que suaviza las formas agresivas del cemento. Un bar restaurante al aire libre, abierto hasta tarde, para codearse con los locales. Un ejemplo más de la capacidad que tenemos los seres humanos para transformar espacios olvidados y en desuso en lugares vivos y acogedores.